El día 03 de Julio de 2013 hubo en Úbeda, Ciudad Patrimonio de la Humanidad, una mesa redonda sobre la “Intrahistoria de la proclamación de Úbeda y Baeza como Patrimonio de la Humanidad” y en la que surgió, según me comentaron, la posibilidad de declarar el olivar como Paisaje Cultural de la UNESCO.
Muchos se preguntarán qué figura es esa. Transcribo la definición de la UNESCO para éstos Paisajes:
«Son obras combinadas de la naturaleza y el hombre, que son ilustrativas de la evolución de la sociedad y los asentamientos humanos a través del tiempo, bajo la influencia de las restricciones físicas y/o las oportunidades que brindaba su entorno natural y las sucesivas fuerzas sociales, económicas y culturales, tanto internas como externas.”
Es decir, estamos hablando de manifestaciones de la interacción del hombre con su medio natural en que se “reflejan con frecuencia técnicas específicas de uso sostenible de la tierra, tomando en consideración las características y límites del entorno natural en el que están establecidas, y una relación espiritual específica con la naturaleza. La protección de los paisajes culturales puede contribuir a las técnicas modernas de uso sostenible de la tierra y puede mantener o incrementar los valores naturales del paisaje. La continuada existencia de formas tradicionales de uso de la tierra sostiene la diversidad biológica en muchas regiones de la tierra. La protección de los paisajes culturales tradicionales es, por lo tanto, útil para el mantenimiento de la diversidad biológica.”
Cuando lo leí por primera vez me vino a la cabeza, como no, el Paisaje de Jaén , que es el Paisaje del Olivar Tradicional. Éste paisaje refleja perfectamente, con sus carencias, la definición que la UNESCO da para éste tipo de figura.
Nuestro Paisaje refleja perfectamente, más en zonas de sierra, la interacción, adaptación y uso sostenible del medio a lo largo de la historia, en el que el hombre se adaptó a las pendientes construyendo hormas y bancales, adaptó sistemas de riego romanos y árabes para los olivares y mantuvo un uso sostenible de la tierra que ha llegado hasta nuestros días en un Paisaje singular compuesto por millones de árboles centenarios que alfombran nuestra geografía.
A la vez este Paisaje tiene un gran valor cultural que ha ido atesorando a lo largo de los siglos y que se refleja en la novela, la poesía, el teatro, el flamenco, la pintura y en infinidad de manifestaciones culturales.
Sé que muchos lectores y ciudadanos ven al olivar como un “cultivo problema”. Un cultivo dependiente de las subvenciones, responsable de la pérdida de suelo y biodiversidad, que utiliza gran cantidad de recursos hídricos y agroquímicos, y que, por tanto, no se adecuaría a la definición que hemos dado de éste tipo de Paisajes.
Para ellos comentar que el olivar todavía mantiene cifras de biodiversidad aceptables, siendo el refugio de gran cantidad de aves, mamíferos y reptiles. Que a pesar de ser un monocultivo, en España encontramos más de 400 variedades cultivadas. Que cada vez más se está aumentando la superficie dedicada al cultivo ecológico, a la vez que se generaliza el uso de cubiertas vegetales para frenar la pérdida de suelo. Que en las zonas proclives a la desertificación en nuestra provincia está constituyendo un freno para ésta. Que es de los cultivos que menos cantidad de agua y agroquímicos necesitan y que mayor cantidad de jornales generan……y que en un cultivo con 6.000 años de antigüedad por fuerza debemos encontrar altibajos y cambios en la forma de cultivo, teniendo un período de uso más intensivo y menos sostenible en los últimos 50 años y pasando a un uso más sostenible a lo largo que pasa el tiempo.
Por ello, dentro de las tres categorías que la UNESCO da para éste tipo de Paisajes, el olivar se encuadraría desde mi punto de vista, que para eso doctores tiene la Iglesia, en la de los Paisajes Evolutivos (u orgánicamente desarrollados) y dentro de éstos en la segunda subcategoría.
Así, los Paisajes Evolutivos se definen como “los resultantes de condicionantes sociales, económicas, administrativas, y /o religiosas, que se han desarrollado conjuntamente y en respuesta a su medio ambiente natural.
Se dividen en dos subcategorías:
– Un paisaje fósil / relicto, en el cual el proceso evolutivo llegó a su fin;
– Un paisaje continuo en el tiempo, que sigue teniendo un papel social activo en la sociedad contemporánea, conjuntamente con la forma tradicional de vida “
Nuestro olivar, ahora más que nunca, necesita de protección ante las amenazas que se ciernen sobre él como el cambio en la Política Agraria Común, el cambio climático, y la que es más importante, el uso depredador del suelo y del agua de nuestra provincia que se pretende con la explotación mediante fracking de los hidrocarburos de nuestro subsuelo.
Hacer desde aquí un llamamiento a las autoridades y técnicos que correspondan para que se impliquen en la protección de nuestro olivar y nuestra forma de vida, promoviendo desde las instituciones la declaración del olivar como Paisaje Cultural de la Unesco. Ésta declaración añadiría un marchamo más de calidad a nuestro aceite de oliva y potenciaría el turismo en nuestra provincia en esa nueva vertiente que se ha dado en llamar “oleoturismo”, a la vez que propiciaría un uso sostenible de nuestros recursos, avanzando un poco más en el camino hacia el «olivar sostenible»