La Sierra Esmeralda

Poza en el arroyo de Guazalamanco

Poza en el arroyo de Guazalamanco

Las agrestes sierras giennenses, en contra de lo que mucha gente cree, presentan gran abundancia de agua y  grandes relieves, debido a su naturaleza caliza y a la tectónica que les afecta. En ellas encontramos encajonados arroyos de montaña, que en los cursos altos nos regalan estampas propias de otras latitudes con una vegetación singular y unos colores que imitan a la más valiosa de las gemas, la esmeralda.

La esmeralda es una variedad del mineral llamado berilo, que contiene cromo y vanadio. Éstos elementos son los que le dan su típico color verde. Cuenta la historia que Nerón, para que la luz del sol no le molestara en los ojos cuando asistía a las luchas de gladiadores en el circo romano, protegía sus ojos con finas láminas de esmeralda.

En nuestras sierras, en arroyos de alta montaña, es fácil encontrarnos el color verde esmeralda cuando miramos algunas de sus pozas.

En el sendero del arroyo de Guazalamanco, en la desconocida y menos mentada Sierra del Pozo, podemos encontrar un ejemplo de éstas aguas limpias y frías, que cuando se remansan adquieren éste color.

Para los amantes del senderismo basta con tomar un breve desvío en la Etapa 14 del sendero GR-247 y en poco menos de 1 kilómetro se adentrarán en un barranco de belleza singular.

En árabe la raíz “zalama” significa entre otras cosas, oscuro, sombrío o tenebroso. En nuestro recorrido el sendero que discurre paralelo a éste arroyo hace honor a su nombre y en todo el recorrido el sol no penetra entre los grandes pinos laricios que jalonan el recorrido.

Entre la vegetación de ribera podemos encontrar ejemplares de arce, el “acer granatensis”. En nuestro caso la denominación “granatensis” es debida, parece ser, al color del pecíolo de la hoja que adquiere un intenso color granate.

Ejemplares de boj

Ejemplares de boj

Otra de las especies botánicas curiosas que podemos observar a lo largo de éste arroyo es el boj. En nuestras sierras alcanza su distribución más meridional dentro del continente europeo y en este sendero podemos observar ejemplares de gran porte que podrán llegar a vivir hasta los 600 años. La madera de boj, dura y pesada, es muy apreciada en ebanistería y su nombre “sempervirens” hace alusión a que no pierde sus hojas en invierno por lo que es muy apreciado también en jardinería para formar setos.

Al final del recorrido nos encontramos con un dique, que el paso de los años ha convertido en una pequeña cascada en la que podemos tomar una ducha que nos cortará la respiración, tanto por la belleza del lugar como por la temperatura de sus aguas.

La cascada artificial del dique.

La cascada artificial del dique.

A pesar de la abundancia de agua de éstos lugares y del año tan generoso en lluvias que hemos vivido, en el itinerario vemos como los ejemplares de otro árbol, la sabina, van siendo cada vez más abundantes. Mostrándonos, según dicen los botánicos, los indicios del cambio climático en éstas sierras y la progresiva aridización a la que están sometidas. Por lo que especies como el boj o el arce, de ambientes más húmedos, adquieren aún más valor.

Debemos conservar nuestras sierras, como si de una gema se tratase, porque al igual que las valiosas esmeraldas nos muestran su color para nuestro disfrute, pero a diferencia de éstas, su fragilidad es mucho mayor y cada vez se encuentran más amenazadas.

El Norte del Sur

Pues como decía Einstein: “Todo es relativo”, y el Sur también tiene su Norte. Un Norte en el sentido estricto de la palabra. Este Norte se encuentra, como no, en la Sierra de Segura. Al pie del monte Navalperal, en Siles.

En la zona de Cazorla y Segura las “navas” son superficies planas formadas por la disolución de la roca caliza y pueden estar compuestas por una o varias dolinas o torcas.

Así encontramos: Navalperal (la nava del peral), Navalespino (la nava del espino), la Nava de San Pedro, Navalasna (¿la nava de la asna?)…..

Sierra de Segura

Vista de Navalespino desde el camino que asciende a la cima de Navalperal.

Tiene Navalperal varias peculiaridades que lo trasladan al norte de la península:

La primera es su pluviosidad. Es  el segundo lugar más lluvioso de Andalucía tras Grazalema, con una media de 1.140 litros al año, interceptando gran cantidad de frentes que atraviesan la península debido a su orientación.

La segunda peculiaridad es que en su falda afloran unas arenas blancas con un nombre muy del norte: las Arenas de Utrillas.

Utrillas es una población de Teruel, que,  como Segura, también existe, y donde se definieron por primera vez.

El interés de éstas arenas es que aportan un pH ácido-neutro en un contexto de pHs básicos. Es decir, contribuyen a la biodiversidad botánica de estas Sierras al permitir que en ellas vivan plantas que de otro modo, y en otras sierras calizas de Jaén, sería imposible que se desarrollasen, como es el caso de roble melojo o la jara pringosa.

Sierra de Segura

El roble melojo. Ligado indiscutiblemente en la Sierra de Segura a la presencia de las Arenas de Utrillas.

La tercera y más importante es que en sus faldas encontramos un bosque que ha permanecido acantonado en esta Sierra desde las últimas glaciaciones: El bosque de “Las Acebeas”, debido a la abundacia de acebos.

El lugar es como si se hubiese cogido un trozo de bosque autóctono asturiano, galaico o pirenaico, se hubiesen sustituido las hayas, tilos y robles por pinos laricios y lo hubieran colocado en esta serranía, pues las especies que en él se desarrollan son las típicas de éstos bosques del norte de España. Así encontramos acebos, avellanos, robles melojos, arces, fresas silvestres y un cortejo florístico norteño que hace las delicias de botánicos y aficionados.

Sierra de Segura

Acebos en la falda de Navalperal.

Tiene el lugar el  halo mágico de los bosques de los cuentos, sobre todo cuando el sol se refleja en las lustrosas hojas de los acebos, que las hace brillar como si fuesen hojas de agua.

El acebo tiene sus hojas inferiores con espinas para defenderse de los herbívoros, mientras que las superiores carecen de ellas al estar a salvo de ellos. Su nombre científico: Ilex aquifolium, viene del latín. Ilex es el nombre que los romanos daban a la encina y aquifolium significa «hoja que pincha». Así que nuestro acebo vendría a ser como una encina con unas hojas que pinchan más de lo normal.

Tiene también el acebo un fuerte componente mágico y mitológico: Según antiguas leyendas, durante el Solsticio de Invierno, el Rey Acebo luchaba contra el Rey Roble y era derrotado. Así, el Rey Roble reinaba durante la mitad luminosa del año, tras el Solsticio de Invierno. En el Solsticio de Verano, el Rey Roble era derrotado por el Rey Acebo, que reinaba sobre la mitad oscura del año, cuando el Rey Roble perdía sus hojas. Entonces el Rey Acebo se adornaba de bayas rojas y mantenía sus hojas verdes.

También es un árbol sagrado por excelencia. Así, los antiguos druidas construían sus varitas con ramas de acebo, que eran empleadas en los juicios druídicos simbolizando la presencia de la verdad. Se cree que aleja a los demonios de la noche, a los sátiros y a otros duendes maliciosos.

Geológicamente, Navalperal es un gran pliegue sinclinal que forma parte del relieve invertido de esta Sierra.  Para los ateos en la materia geológica, decir que un relieve invertido es un relieve que, como su nombre indica, está al revés. Es decir,  los sinclinales ocupan las cimas de las montañas y los anticlinales los valles.

Y es que, en contra de lo que a primera vista pueda parecer, al ver un tapiz  vegetal compuesto en su mayor parte por pinares, estas sierras esconden lugares mágicos en cada uno de sus rincones que recogen una de las mayores biodiversidades de Europa.

En el contexto de crisis actual en el que no hay mucho dinero para viajes, invitar a la gente del Sur a que venga a este rincón de la Sierra de Segura, que además forma parte del sendero GR-247. Tendrá la experiencia de ver, oler, sentir y tocar un bosque del norte de España a pocos kilómetros de su casa. Y, como no, invitar también a la gente del Norte. Encontrarán en nuestro Sur un trozo de sus bosques que les hará la estancia más agradable y familiar.