Aceiteras rellenables

aceitera rellenable

Lo importante, como siempre, está en el interior. El envase no garantiza la calidad del aceite si no se conserva bien.

Pues sí, ya llevaba yo tiempo queriendo escribir sobre el tema de moda en el secor oleícola: El fin de las aceiteras rellenables.

El Gobierno de España, a golpe de Decreto, como nos tiene acostumbrados, publica el Real Decreto que prohíbe las aceiteras rellenables en hostelería. Esta nueva norma modifica el Real Decreto de 21 de noviembre de 2003, por el que se establecen determinadas medidas de comercialización en el sector de los aceites de oliva y del aceite de orujo de oliva.

En el sector y en la prensa, con algún recelo por parte de los hosteleros, se aplaude la medida como agua de mayo. El famélico agricultor acostumbrado a estacazo tras estacazo espera que ésta medida mejore los precios de los vírgenes extra en origen, que a día de hoy se sitúan en torno a los míseros 2 euros. Un precio de mucha risa y si no fuera cosa seria por dar de comer a muchas familias, casi de chiste y de película de Berlanga en este país de charanga y pandereta.

Ésta es la primera impresión: Gobierno haciendo por el agricultor, agricultores contentos  los más, recelosos e incrédulos los menos y consumidor no sabiendo si bueno si malo o si le subirán la tostada o el menú del resturante.

Yo por mi parte aplaudo la medida, pero como siempre no se puede quedar uno en los titulares de la noticia ni en la entradilla, sino que ha de pasarse al cuerpo y contrastar  fuentes. Y sí, es una buena noticia para el agricultor, pero mucho mejor noticia es para las empresas fabricantes de los envases:

Por ejemplo, Capricho Andaluz tiene previsto fabricar para 2014 cien millones de tarrinas de plástico, 40 millones más que en el pasado año.

Vidrimon, fabricante de envases de vidrio, tiene previsto pasar de 75 millones de envases fabricados en 2013 a 150 millones de envases en 2014.

Es más, se estima que entre botellas y tarrinas salgan al mercado en 2014 alrededor de 400 millones más de nuevas aceiteras.

Ésta es la cara, pero tiene su cruz. La cruz como siempre, cae sobre el medio ambiente y viene de la mano del incremento de residuos. Ya que se estima que sólo el 30% de los envases acaba en plantas de tratamiento. Éste coste, que los economistas “modernos” y especulativos se empeñan en negar y en no sumar a las cuentas de las empresas lo pagamos todos y tarde o temprano se nos reflejará en nuestras «cuentas de resultados» a través de contaminación ambiental y coste para nuestra salud.

En la segunda derivada del tema, como no puede ser de otra forma, sólo entran los expertos, que son los que realmente conocen lo que es nuestro aceite de oliva y su calidad. Y otra vez, y otra vez acertadamente, doña Anunciación Carpio Dueñas en el artículo de El País: “La aceitera, en casa” da con el quid de la cuestión y  se pone a separar las voces de los ecos. En sus palabras sobre el tema lo recoge perfectamente: “Lo lógico es que el aceite, ya sea bueno o malo, venga respaldado por una marca que responda de la calidad del producto y a la que se le puedan achacar defectos o virtudes

Y es que, como ya he explicado en la última entrada, «No era virgen», a las aceiteras se les puede aplicar lo mismo que a los envases de mayor capacidad que nos encontramos etiquetados en supermercados y tiendas como aceite de oliva virgen extra. De nada nos sirve la aceitera no rellenable si luego la conservación del aceite no respeta los criterios de preservación de la luz, el aire o las altas temperaturas.

Es por ello por lo que nuestro queridísimo sector y nuestro Gobierno de España tendrían que tomar, a parte de éstas, otras medidas a más largo plazo, como recojo en «El Aceite de Oliva», la asignatura pendiente de Jaén» y extender la Cultura del Aceite en las escuelas y en cursos de cata por toda la geografía española. Para que no pase como a muchos les pasa cuando van a comprar vino, que se compra la botella en función del precio de la misma, sin el menor criterio sobre lo que hay dentro. Que ya lo dijo Machado: «Todo necio confunde valor y precio».

Saludos y buen aceite. En PET de cinco litros, aceitera irrellenable, alcuza o  cántara de lata, porque lo importante es lo que hay dentro, no el envase.

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